Presentación de la sometida Chris x Cullotenoir 2
Las horas se embriagaban como sus habitantes. Sus miradas cada vez eran menos agudas, más espesas; son sonrisas más débiles, el rumor más entonado. Aunque la música seguía avivando la sala alumbrada solamente por tenues velas, los azotes espontáneos de la mujer que me estaba insertando el dildo negro era sonoro. Salibaba, sudaba, palpitaba mientras el cuatro hombre de la velada me follaba la boca con compasión, manteniéndome a cuatro patas y con las rodillas ya hinchadas de dolor. La mujer reía y penetraba como extraía gustosamente el dildo de mi trasero sin compasión.
-Menuda zorra estás hecha, jajajaja. Quién te viera así. Mira, mira cómo te tragas este dildo...
Hilos de presemen mezclados con saliba brotaban de entre mis comisuras. Intentaba coger todo el aire que me era posible por la nariz pero la sensación de agobio y asfixia parecían dominar la situación. Apenas miraba a Cullotenoir que permanecía sentado en el sofá principal, aunque algo más tenso y con la mirada puesta en mí desde hace unos instantes.De reojo le contemplé. Su mirada era penetrante y la menos bebida de todas las existentes en la sala. Se inclinó a su interlocutor y le susurró algo al oído que hizo que este último se levantara tras arquear las cejas de asombro sobre lo que le habría ordenado a cumplir. El hombre fue hacia el equipo de música y pulsó el off. El silencio se apoderó de la sala mientras la delicada luz y sombras de las velas balanceaban sobre las desnudas paredes. Hasta la mujer dejó de jugar con el dildo en mí y el hombre extrajo su pene de mi boca. Creí percibir una extraña y escalofriante brisa en la estancia y parecía que el tiempo se detenía junto con sus figuras. Pero solamente una sí seguía siendo atemporal, tenía el derecho como la costumbre de moverse cuando todos padecían una incapacidad para reaccionar, mantenerse pétreamente en sus insignificantes postulados. Así que Culottenoir se levantó con parsimonia y hasta me parecía más alto de como le recordara.
Con una señal -el dedo índice mostrando un lugar indeterminado pero a la sombra de sus pies- y una mirada furtiva, comencé a gatear hacia él, sin padecer resistencia alguna por otros. Entre sombras y velas que alumbraban un camino sobre la rojiza alfombra, llegué junto a los pies de Cullotenoir. Observaba que el resto de los invitados comenzó a arreglarse y colocarse en sus lugares de origen, como si aquél dantesco aquelarre fuera solamente una breve fiebre y hubieran vuelto a su compostura inicial.
-Caballeros, amigos - dijo Cullotenoir tomando su copa -.Me alegra mucho que tengan una tan hermosa velada. Sin embargo, me gustaría también presentarles oficialmente a Chris. Es el momento.
Yo no entendía nada pero veía a las parejas y a los invitados asintiendo y algunos besándose para volver la mirada hacia Cullotenoir.
-Hombre, R -dijo Paco -.La verdad que es muy mona. Las hay mejores pero es verdad que chupa de escándalo. Te felicito - y tomo un sorbo.
-Lo mismo que Paco, me convence. Te irá de escándalo con ella. -opinaba otro.
Así empezaron todos a opinar hasta que se hizo un incómodo silencio.
-Vamos, Chris. -dijo Cullotenoir.
Mira a mi alrededor, a todos los invitados sentados y la música comenzaba otra vez a sonar, aunque en esta ocasión sonaba el saxo a base de jazz en su estado más sensual. Cullotenoir seguía de pie y yo de rodillas. Tutubée, dudé pero como si me pudiera un temor y buscara refugio, me abracé a sus piernas que sentí cálidas. Entonces le miré y me esbozó una sonrisa. Elevé un poco más mi cabeza hasta la altura de su cintura. Es ahí donde mis manos comenzaron a deslizarse mientras mantenía el rostro contemplando el suyo, como si fuera una virgen -con la boca entreabierta y el mentón elevado, buscara ese contacto visual con un dios. Mis manos subían y bajaban en torno a un enorme bulto. Apenas, daba la impresión- parecían moverse. La cremallera se deslizó y salió su sagrado miembro. Venoso, apuntándome la cara, inquieta, así me la encontré frente a mi cara. Me mordí el labio inferior y me miré otra vez cuando apenas me daba cuenta que sonreía. ¿Por qué le sonreía? Me decía mientras le tocaba con la punta de la lengua su capullo. Casi con temor, dulcemente, comencé a besar y lamer poco a poco su miembro viril. Estaba como drogaba, con la sensación de estar flotando en una nube. Qué bien se siente este estado, me decía mientras notaba como succionaba su enorme polla. Noté que se excitaba y en un momento sentí sus manos sobre mi cabeza. Al principio seguía mis movimientos pero de pronto, sin previo aviso, noté cómo se agarraba el cabello y me hundía su polla en mí hasta casi no tener aire.
- ¡Oh, sí! ¡He esperado este momento mucho tiempo! -decía mientras contemplaba su sórdida sonrisa y un destello en su mirada que parecía la de un sátiro.
Así que comenzó a follarme la boca sacando de mí a veces hilos y más hilos de saliba y presemen que colgaban de mis carnosos labios. Satisfecho su apetito, me tomó del mentón y acarició su cinta de terciopelo que lucía en mi cuello. De un golpe me cogió de las axilas y me elevó. Cuando quise darme cuenta estaba de pie, aunque casi me mantenía de todo el tiempo que estuve de rodillas. Entonces me abrazó y me besó lánguidamente, adentrándose en mi boca su lengua. Creía desmallar y cayeron mis ojos en un letargo anómalo. Percibía su perfume viril, su aliento. Mientras que con una mano me sostenía, la otra exploraba mi trasero , las caderas, hasta mi excitado pene que comenzó a rozarse en el suyo.
- Muy bien, Chris, muy bien. -me decía Culottenoir mientras volvía a hundir su lengua bañada en alcohol en mi boca.
Entonces me colocó las manos sobre el sofá e indicó que me colocara con las rodillas sobre el sofá y el culo en pompa.
-Caballeros -dijo mientras posaba un baso sobre la mesa- ha llegado el momento.
-Menuda zorra estás hecha, jajajaja. Quién te viera así. Mira, mira cómo te tragas este dildo...
Hilos de presemen mezclados con saliba brotaban de entre mis comisuras. Intentaba coger todo el aire que me era posible por la nariz pero la sensación de agobio y asfixia parecían dominar la situación. Apenas miraba a Cullotenoir que permanecía sentado en el sofá principal, aunque algo más tenso y con la mirada puesta en mí desde hace unos instantes.De reojo le contemplé. Su mirada era penetrante y la menos bebida de todas las existentes en la sala. Se inclinó a su interlocutor y le susurró algo al oído que hizo que este último se levantara tras arquear las cejas de asombro sobre lo que le habría ordenado a cumplir. El hombre fue hacia el equipo de música y pulsó el off. El silencio se apoderó de la sala mientras la delicada luz y sombras de las velas balanceaban sobre las desnudas paredes. Hasta la mujer dejó de jugar con el dildo en mí y el hombre extrajo su pene de mi boca. Creí percibir una extraña y escalofriante brisa en la estancia y parecía que el tiempo se detenía junto con sus figuras. Pero solamente una sí seguía siendo atemporal, tenía el derecho como la costumbre de moverse cuando todos padecían una incapacidad para reaccionar, mantenerse pétreamente en sus insignificantes postulados. Así que Culottenoir se levantó con parsimonia y hasta me parecía más alto de como le recordara.
Con una señal -el dedo índice mostrando un lugar indeterminado pero a la sombra de sus pies- y una mirada furtiva, comencé a gatear hacia él, sin padecer resistencia alguna por otros. Entre sombras y velas que alumbraban un camino sobre la rojiza alfombra, llegué junto a los pies de Cullotenoir. Observaba que el resto de los invitados comenzó a arreglarse y colocarse en sus lugares de origen, como si aquél dantesco aquelarre fuera solamente una breve fiebre y hubieran vuelto a su compostura inicial.
-Caballeros, amigos - dijo Cullotenoir tomando su copa -.Me alegra mucho que tengan una tan hermosa velada. Sin embargo, me gustaría también presentarles oficialmente a Chris. Es el momento.
Yo no entendía nada pero veía a las parejas y a los invitados asintiendo y algunos besándose para volver la mirada hacia Cullotenoir.
-Hombre, R -dijo Paco -.La verdad que es muy mona. Las hay mejores pero es verdad que chupa de escándalo. Te felicito - y tomo un sorbo.
-Lo mismo que Paco, me convence. Te irá de escándalo con ella. -opinaba otro.
Así empezaron todos a opinar hasta que se hizo un incómodo silencio.
-Vamos, Chris. -dijo Cullotenoir.
Mira a mi alrededor, a todos los invitados sentados y la música comenzaba otra vez a sonar, aunque en esta ocasión sonaba el saxo a base de jazz en su estado más sensual. Cullotenoir seguía de pie y yo de rodillas. Tutubée, dudé pero como si me pudiera un temor y buscara refugio, me abracé a sus piernas que sentí cálidas. Entonces le miré y me esbozó una sonrisa. Elevé un poco más mi cabeza hasta la altura de su cintura. Es ahí donde mis manos comenzaron a deslizarse mientras mantenía el rostro contemplando el suyo, como si fuera una virgen -con la boca entreabierta y el mentón elevado, buscara ese contacto visual con un dios. Mis manos subían y bajaban en torno a un enorme bulto. Apenas, daba la impresión- parecían moverse. La cremallera se deslizó y salió su sagrado miembro. Venoso, apuntándome la cara, inquieta, así me la encontré frente a mi cara. Me mordí el labio inferior y me miré otra vez cuando apenas me daba cuenta que sonreía. ¿Por qué le sonreía? Me decía mientras le tocaba con la punta de la lengua su capullo. Casi con temor, dulcemente, comencé a besar y lamer poco a poco su miembro viril. Estaba como drogaba, con la sensación de estar flotando en una nube. Qué bien se siente este estado, me decía mientras notaba como succionaba su enorme polla. Noté que se excitaba y en un momento sentí sus manos sobre mi cabeza. Al principio seguía mis movimientos pero de pronto, sin previo aviso, noté cómo se agarraba el cabello y me hundía su polla en mí hasta casi no tener aire.
- ¡Oh, sí! ¡He esperado este momento mucho tiempo! -decía mientras contemplaba su sórdida sonrisa y un destello en su mirada que parecía la de un sátiro.
Así que comenzó a follarme la boca sacando de mí a veces hilos y más hilos de saliba y presemen que colgaban de mis carnosos labios. Satisfecho su apetito, me tomó del mentón y acarició su cinta de terciopelo que lucía en mi cuello. De un golpe me cogió de las axilas y me elevó. Cuando quise darme cuenta estaba de pie, aunque casi me mantenía de todo el tiempo que estuve de rodillas. Entonces me abrazó y me besó lánguidamente, adentrándose en mi boca su lengua. Creía desmallar y cayeron mis ojos en un letargo anómalo. Percibía su perfume viril, su aliento. Mientras que con una mano me sostenía, la otra exploraba mi trasero , las caderas, hasta mi excitado pene que comenzó a rozarse en el suyo.
- Muy bien, Chris, muy bien. -me decía Culottenoir mientras volvía a hundir su lengua bañada en alcohol en mi boca.
Entonces me colocó las manos sobre el sofá e indicó que me colocara con las rodillas sobre el sofá y el culo en pompa.
-Caballeros -dijo mientras posaba un baso sobre la mesa- ha llegado el momento.
5 years ago